En el camino espiritual no existe el tiempo.
El tiempo es perfecto.
Han pasado trece años, desde mi primera publicación en el blog. Y me ha sorprendido ver que, aquello que pensaba entonces sigue siendo el hilo conductor que he retomado años más tarde.
Si te preguntas si han pasado cosas en estos trece años. Te respondo, si! por supuesto, y muchas. Pero te diré que aunque pasaron muchas, todas ellas, me han aportado las enseñanzas necesarias, para, primero, retomar el camino en el mismo punto donde lo había dejado, y segundo, he vuelto, más fuerte, más tranquila, más segura, habiendo ganado amor propio, habiendo sanado heridas profundas de la infancia, haciendo un gran trabajo con mis sombras y liberando la gran carga que pesaba sobre mis hombros.
De todo ello, puedo entonces, decirte que el camino del auto desarrollo o evolución personal o espiritual, es como montar en bicicleta. Y es que una vez aprendido y dejado, nunca olvidas como volver a hacerlo.
No solo me he podido volver a montar en la bicicleta, sino que me he dado cuenta que, con los años, lo hago con mayor maestría, más soltura y más experiencia. aunque en estos trece años, me desvié del camino, para emprender, lo que ahora llamo, un viaje para coger experiencia.
Me aparte de la conexión energética, pero mi vida siguió las experiencias necesarias para aprender nuevas formas de entender mi existencia.
Hoy comprendo que fue necesario. Fueron necesarias todas las vivencias, personas y situaciones vividas.
Me ayudaron a juntar las piezas de aquel puzle que comencé en el año dos mil doce. Si no hoy no tendría el conocimiento del que tengo la suerte de gozar ahora. De la paz y plenitud que soy capaz de experimentar, de la fortaleza y sensación de totalidad de la que soy parte.
No hay evolución sin vivencias. No hay aprendizajes sin errores. No hay vivencias sin emprender el camino. No está en la quietud el descubrimiento sino el la postura activa de atreverse a vivir aquellas experiencias que se nos plantean a diario.
Lo que no dejé de hacer, en todo el proceso, fue observar. He sido fiel a mi primera elección de convertirme en una observadora activa. Y debo decirte que gracias a ello puedo ver la sincronía que hay en todo y que estuvo presente en todo el proceso.
Todo lo sucedido, todo lo vivido, todas las personas implicadas fueron necesarias para mi proceso, así como yo he contribuido al suyo propio.
No estamos aislados, somos parte de una gran red conectada por nuestra energía para llegar a nuestro fin último.
Entender la verdad. Y la verdad es, que somos la conciencia, somos seres de amor y estamos en esta vida como en todas las vidas pasadas y futuras para recordar nuestra verdadera esencia.
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