domingo, 24 de agosto de 2014

¿MEREZCO TANTA FELICIDAD?


"Cuando estoy plenamente feliz pienso que algo malo va a suceder. Me da miedo estar feliz, pienso que no merezco tanta felicidad"

¿Por qué no nos sentimos merecedores de un felicidad plena? ¿Por qué pensamos que ésta felicidad está solo al alcance de unos pocos? ¿Por qué cuando vemos la felicidad en otros la anhelamos y cuando la experimentamos nos auto-convencemos de que no durará eternamente?
En primer lugar, deberíamos comprender que la FELICIDAD es un estado natural del ser, en que se experimenta una sensación de plena tranquilidad, experimentamos una alegría que emana desde nuestro interior haciéndonos sentir algo así como un estado de gozo constante. Estas sensaciones han partido, en primer lugar, de un hecho desencadenante y ha contagiado e irradiado todas nuestras experiencias que han seguido a continuación. Cuando experimentamos esa sensación de FELICIDAD y sonreímos para nosotros mismos y se nos ilumina la mirada, vemos las cosas de otra manera y todo es hermoso, encontrando una cierta amplitud entre nosotros y las cosas que nos rodean. 
Pero es aquí, cuando estamos en el punto más álgido del sentimiento de felicidad, que sucede lo que más perjudica a nuestro estado natural del SER: "no puede ser tanta felicidad, algo malo va a suceder". Y es ahí, en ese mismo instante, en que hemos decidido que la FELICIDAD SOLO ES UN REGALO BREVE. 
El problema radica en que hemos crecido con una idea errónea de lo que es la FELICIDAD. La misma no es algo ajeno o un objeto, no es un vestido, un coche, un móvil de última generación o un ascenso. No esta unida a los progresos, éxitos o la suerte. Porque así entendida y restando de nuestra vida los éxitos, progresos y la suerte todo lo que nos quedaría sería INFELICIDAD. 
De esta premisa, parte el primer error de consideración de nuestra propia vida. Mi vida es infelicidad hasta que sucede algo que me hace sentir FELIZ. Y sin duda buscamos desesperados ese suceso que nos otorgue esa dosis de FELICIDAD que necesitamos para seguir adelante. 
Esta claro que no podemos depender de esos sucesos escasos y aislados y tampoco podemos pensar que vivimos una vida totalmente infeliz. Claramente, el ser humano, para auto-convencerse de que su vida vale la pena utiliza la herramienta del CONFORMISMO. Esta conformidad con la vida que llevamos hace que podamos ir paleando la situación, más o menos fuertes, hasta que nos caiga del cielo el suceso que nos haga sentir otra vez ese sentimiento de FELICIDAD. 
Si tomásemos a la felicidad como un estado natural del ser y no como un objeto del cual debemos ser merecedores, si pensamos que el estado de felicidad depende de nuestra paz interior, de nuestra actitud hacia la vida, esto es: estar agradecidos por lo que tenemos, ser empáticos, controlar nuestro ego y mirarnos a nosotros mismos, podremos empezar a experimentar que la felicidad surge en nosotros como una fuerza interior que nos baña completamente, que perdurará en nosotros tanto como nuestro estado natural del ser quiera y que solo irá creciendo más y más a medida que agradezcamos más y más lo que somos, lo que tenemos y lo que no y el amor incondicional hacia todos los seres sintientes. 
La FELICIDAD no puede estar asociada a cosas materiales y externas porque éstas son impredecibles e impermanentes, por lo tanto, la felicidad será exactamente lo mismo, no sabremos cuando llegará y no sabremos cuanto durará. Por el contrario, la FELICIDAD es el ESTADO NATURAL DEL SER, esta en nuestro interior y no se extingue sino que crece infinitamente. 
Realmente, vale la pena intentar modificar nuestra concepción de la FELICIDAD. Vale la pena intentar sentir cada momento, porque será el último! Vale la pena agradecer todo cuanto nos rodea porque estamos vivos! Vale la pena sentir AMOR INCONDICIONAL por todos los seres sintientes porque es el AMOR MÁS PURO QUE PODEMOS EXPERIMENTAR.

El MIEDO a perder la FELICIDAD hace que seamos los primeros en propiciar la pérdida de ese sentimiento. Realmente, no hay nada que perder. LA FELICIDAD ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS Y ES NUESTRO ESTADO NATURAL. No puedes perder algo que está en tu esencia. 
  

domingo, 17 de agosto de 2014

El Libro Tibetano de los Muertos


¿POR QUÉ NOS ENFADAMOS?



El enfado es algo habitual en estos días. Nos enfadamos por casi todo, en el trabajo, en casa, en la calle mientras conducimos, en la cola del supermercado o en la mismísima consulta del médico. Y seguramente, si nos preguntan todos diríamos que a nadie le gusta estar enfadado porque después del enfado sigue una sensación de agotamiento y sensación de tristeza. Entonces sí el enfado es tan nocivo para nosotros, ¿por qué recurrimos a él como respuesta a lo que nos desagrada? Pensamos, tal vez que, ¿el enfado nos brindará una especie de sensación liberadora de tensiones? Nada más erróneo, porque seguido de sensaciones de tristeza y agotamiento físico, nos queda el remordimiento y, a su vez, no logramos superar nada, ya que volvemos a caer siempre en la misma respuesta frente al problema, otra vez, enfadarnos. ¿Qué hemos aprendido?, ¿qué hemos solucionado?, ¿hacemos que con el enfado desaparezca el problema?
Evidentemente, nada de esto sucede y seguimos en un camino de negatividad emocional como respuesta a las situaciones que nos son desagradables.
Si observamos la razón de por qué nos enfadamos y somos conscientes del desencadenante del mismo, ¿podría esto mitigar nuestra respuesta hacia lo que nos desagrada y enfurece?
Si nos convertimos en observadores de nuestros propios miedos y del por qué nos molestan ciertas cosas, a la menor presencia de estas, podríamos contener el enfado que va creciendo en nosotros y mitigarlo hasta quedarnos con una pregunta hacia nosotros mismos ¿vale la pena enfadarme por esto? En la cola del supermercado, ¿me atenderán antes si demuestro que estoy enfadado?
Por  el contrario cuanto más prisa tenemos más lento parece transcurrir todo, y es porque el tiempo no es objetivo sino subjetivo. Hacemos que el tiempo parezca mucho o poco según nuestras conveniencias.
Es por eso que si mantenemos una postura de observadores objetivos y con una actitud positiva podremos llegar a detener los procesos de enfado en cuanto éstos aparezcan y llevar una vida más feliz.
En todo esto juega un papel esencial nuestro EGO, no separado de nuestro ser sino como entidad a la que se observa y se domina. Es a él a quien le molesta esperar, ser rechazado, ser gordo o delgado, ser atractivo o no, es él quien tiene prisa o quiere pasar el tiempo sin hacer nada porque así ha sido entrenado.
Sigamos en nuestra actitud de propios observadores, pasemos más tiempo mirándonos a nosotros mismos que a los demás. Hay más misterios que descubrir en nuestras profundidades que en el resto de los seres que nos rodean.

miércoles, 13 de agosto de 2014

OBSERVA TUS PALABRAS.

"Sé humilde entre tus maestros y tolerante con tus alumnos. Porque tanto para aprender como para enseñar es necesario que te despojes del orgullo. Se aprende más enseñando"
                                                                                                                                           Jessica Tate.

La verdad no es en sí misma porque dependa de la aceptación de la mayoría. La verdad se convierte en ley cuando en sí misma cobra un sentido absoluto, tan absoluto y contundente como el mismo Universo. No podemos comprender su alcance pero tampoco podemos negar su existencia.
Nuestras palabras deben ser utilizadas con cuidado porque cada vez que hablamos provocamos, sin saberlo, un gran número de cambios, en nosotros y a quienes nos dirigimos. El orgullo que se desprende de hablar con vehemencia y apasionamiento  provoca no sólo la no comprensión de lo que se dice por parte de quien  escucha sino el alejamiento de la verdad pura. Esto es, la verdad se deja ver por sí sola a partir de las experiencias y no hay mejor comprensión de la misma que experimentar cada fracaso y cada logro. Saber vivir en el error, en el acierto, en el desconsuelo, la tristeza, la apatía, la humillación, el éxito, etc siendo imperturbables por los mismos, es decir, sin alteración de nuestra propia esencia nos hace vivir en el camino de la sabiduría. Porque aunque las situaciones externas cambien nuestra esencia, al permanecer inalterable, encuentra el único camino posible lejos del sufrimiento, esto es la paz interior y el Nirvana.


Fabius.-